Indefensión periodística
Los periodistas, poco dados al corporativismo e inmersos en un oficio duro y cada vez menos reconocido y vocacional, ondeamos el asta de la lucha en defensa de los puestos de trabajo y la creación de empleo para los demás sectores productivos sin mirarnos al ombligo de la precariedad y el palo y tentetieso que rodea a nuestro gremio. Las tragedias laborales como la última en RTVE, detrás de las cuales hay siempre personas y familias, lo son más cuando la indefensión es palpable y para nada vale el esfuerzo ni años de dedicación -muchas veces sin horarios- que se ha realizado para aumentar audiencias y lectores, además de prestar un servicio informativo a la ciudadanía.
Cumplir con el precepto constitucional del derecho a la información se paga a veces con la puerta de la calle y una indemnización que puede dar para pasar el mal trago antes de buscarse de nuevo las habichuelas, eso sí, quien pueda o tenga la posibilidad por edad. En el caso de los compañeros de TVE y RNE, afortunadamente bien pagados, a muchos se les hurta el derecho a seguir en activo con capacidad profesional suficiente, lo que ahorca una trayectoria brillante y de constate servicio público, que también queda cercenada a miles de oyentes de radio durante 70 años en Palencia, condenados ahora a 15 minutos diarios de contenidos locales de 9,15 a 9,30 de la mañana.
Realizar una caza de brujas buscando culpables del desaguisado de la radio y la televisión pública de este país no conduce ahora a nada. La globalización de la economía no entiende de tragedias personales sino de números, pero de alguna forma debe ponerse coto a quienes, sin arriesgar un duro suyo, malgestionan y sobredimensionan plantillas, a veces contratando a presuntas estrellas o productoras con cifras desorbitadas y blindadas. Muchos directivos y ejecutivos que ahora diseñan planes de prejubilación -en el ente público y fuera de él- salen indemnes de la crisis económica que azota un día sí y otro también a los medios de comunicación, vistiendo un traje impoluto y sin jirones tras no conseguir los objetivos para los que fueron contratados. Tras su marcha, cuando el barco se hunde o cambia de dueño o partido político, esos directivos con dietas de escándalo, sonrisa fácil e influencias por doquier encuentran acomodo en un despacho sin desgastar la suela del zapato para tener un nuevo empleo. Los seguros del sector del automóvil llevan una cláusula denominada Bonus malus en función de los siniestros producidos. A los malos conductores se les aumenta la prima económica y a los buenos se les reduce el coste de la misma. Hágase lo mismo, pues, con quienes provocan accidentes laborales que terminan con mucha gente en el paro. El periodismo con mayúsculas y la libertad de expresión lo agradecerán infinitamente.
José Benito Iglesias /Periodista
5 comentarios:
De los mejores artículos que he leído durante todo este tiempo. No tiene desperdicio y sí, mucha razon.
muy buen comentario...da gusto saber que hay provincias en las que aun existe ese corporativismo. Muchas gracias "compañero".
Como se notan los colores
Esta semana los periodistas (informador también lo es el portero de mi casa cuando me dice que he recibido el correo) hemos celebrado a nuestro patrón, San Francisco de Sales. En todas las asociaciones de la Prensa se ha lamentado la precariedad laboral del sector. Uno de los pocos medios que ya iban quedando en el que esta profesión estaba dignamenta reconocida era radio televisión española. Ahora veremos en que queda todo con lo de la sinergia y los nuevos contratos.
Es un claro reflejo de lo que está pasando. Gracias por publicarlo. A los ciudadanos les han llegado mensajes de que éramos caros y vagos. Una carta como la tuya les dará otro punto de vista mucho más acertado.
Enhorabuena. Ya le gustaría a este aprendiz de periodista que te escriba conseguir un estilo tan depurado como el tuyo. No se pueden decir más cosas en tan poco espacio.
Muchas gracias
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